Servicios del parche San Diego-Cervantes
Cinco historias ocultas
1. Piscina para todos en el césped.
El agua es un recurso muy apreciado por la fauna, por eso cuando la encuentran la provechan al máximo, es común observar diferentes especies de aves coincidiendo en el mismo lugar. Como ejemplo puntual son los pequeños charcos que se forman por las fugas de agua de sistemas de riego y fuentes. Este recurso del que pueden disponer las aves en espacios verdes, también proporciona espacios para la interacción social. Generalmente las aves más pequeñas forman grupos de diferentes especies (gorriones, jilgueros, verderones), hasta que llegan las aves más grandes (paloma torcaz) y las echan para disfrutar a solas. Luego, cuando se van vuelven las pequeñinas y comienza el ciclo. Durante el verano estos sitios son un oasis donde saciar la sed y refrescarse de las temperaturas más cálidas.
2. Comensal de alturas.
El alimento es un recurso muy importante para la supervivencia de todas las especies. Pero no solo poderlo encontrar, sino que hay que consumirlo sin riesgos a perderlo porque otro individuo lo robe. Por eso algunos individuos buscan un sitio seguro para comer tranquilamente, independientemente de que su especie se caracterice o no por mostrar este comportamiento. La grajilla es un ave que suele alimentarse de una amplia variedad de productos, generalmente lo hace en el suelo, pero en lo alto de la fachada del edificio del rectorado de la Universidad de Alcalá, una grajilla suele consumir su alimento. Desde allí controla el paisaje y se asegura de no ser molestada. Aquí tiene su estación de alimentación.
3. Gorriones y rosales, no todo se trata de la belleza.
Los gorriones son quizás las aves más comunes en las ciudades; plazas, parques, edificios jardines son sus dominios. Se han adaptado tan bien al ambiente urbano que es muy difícil encontrarlos lejos de los asentamientos humanos. Se alimenta de semillas, insectos y de los restos de alimentos que dejamos las personas. A veces estas aves andan revoloteando por entre las rosas de los jardines y no precisamente por sentirse atraídos por su belleza. Resulta que los rosales suelen tener plagas de pulgones y ácaros que se esconden en el envés de las hojas y los tallos. Por ello los gorriones visitan los rosales una y otra vez en busca de estos insectos para alimentarse, de paso dan un servicio de control de plagas en los jardines de la ciudad.
4. Vencejos, los señores del aire tienen casa en Alcalá.
Los vencejos son quizás las aves más comprometidas con la vida aérea. Debido a su incapacidad de retomar vuelo después de tocar el suelo no se les ve posados, para ello necesitan de riscos, acantilados y paredes verticales con pequeños salientes a los cuales adherirse con sus fuertes garras. Tan espectacular en su modo de vida que casi todas sus actividades vitales las realizan en vuelo, como comer, beber, aparearse e incluso dormir durante sus migraciones. Pero para nidificar buscan agujeros y grietas en lo alto de paredes verticales. Los edificios antiguos ofrecen muchas oportunidades para los vencejos, como las torres y edificios del centro histórico de Alcalá de Henare., Por ello son uno de los visitantes "ruidosos" que llegan a la ciudad. Sus nidos los construyen en las grietas y pequeños agujeros de los edificios altos donde no han sido sellados o colocado barreras para impedir su acceso. Nos devuelven el favor consumiendo una enorme cantidad de insectos como mosquitos y otras plagas.
5. Cigüeñas, vigilantes de Alcalá desde la altura.
Las cigüeñas blancas son omnipresentes en Alcalá. Su figura está presente en cada vista del centro histórico de la ciudad, al punto de ser un símbolo de identidad para los alcalaínos. En la Plaza Cervantes ocupan cada uno de sus puntos altos. Sus llamativos nidos no pasan desapercibidos y su esbeltez captan la atención de los transeúntes. Pero sus nidos acarrean ciertos problemas; estas aves los reconstruyen y van agregando material cada cierto tiempo, por lo que se vuelven muy pesados y ponen en peligro las estructuras donde se apoyan. Debido a ello cada cierto tiempo se les retira parte de su estructura; en otros casos, se ha colocado una estructura de metal a manera de repisa para evitar que se apoyen directamente en el techo de algunos edificios.