Propuestas para el parche San Diego-Cervantes
Plaza Cervantes; Plaza Rodríguez Marín; Plaza San Diego; Patio Santo Tomás de Villanueva; Patio de Filósofos; Edificio CRAI.
1. Oportunidades no tan perdidas.
La rehabilitación del antiguo Cuartel del Príncipe en 2014 supuso dotar de un programa a un edificio que no lo tenía. Aunque las intervenciones más decisivas se llevaron a cabo en su interior, los patios se liberaron de dos volumetrías existentes y se le incorporaron dos escaleras de emergencia. Oportunidades para intervenir que no tuvieron ningún reflejo medioambiental. Por ello, se plantea que el núcleo de escaleras del CRAI sea materializado como una estación ecosistémica mediante la instalación de pantallas de malla metálica por las que trepan o descienden enredaderas, desde los parterres de la base o su cubierta vegetal (07).
La estructura posibilita el anidamiento, el refugio, la alimentación, así como nuevos puntos de display, socialización o percha. Por otro lado, se propone que los patios se reconfiguren para albergar jardines de árboles y arbustos diversos que aporten sombra y humedad a los espacios exteriores de la biblioteca mientras posibilitan el establecimiento de nuevas colonias de aves en el denso casco de Alcalá (08).
2. Tesoros olvidados.
Aunque el centro histórico de Alcalá es un espacio muy acabado, hay algunos sitios que ajenos a las vistas, se encuentran olvidados y pueden ofrecer un servicio a la presencia de la biodiversidad. Tal y como se aprecia en la imagen, junto al CRAI hay espacios en estado de abandono, pavimentados parcialmente o con restos de demoliciones (20). Se propone que estos se reconfiguren para albergar jardines o espacios de vegetación espontánea. Algo parecido ocurre con las cubiertas planas de grava o que dejan vistas las láminas de protección asfáltica (09),
pueden reconvertirse en cubiertas vegetales, mejorando térmicamente los edificios, reduciendo el efecto isla de calor en la ciudad, además de ser una oportunidad para la proliferación de fauna y flora espontánea que sirve de alimento a las aves. Por último, y bajo esta idea, se plantea que los testeros laterales de las viviendas que limitan la plaza Cervantes se adecuen térmicamente abrigando las viviendas, mientras posibilitan el anidamiento o refugio de aves y pequeña fauna (18).
3. Retales urbanos, resquicios de oportunidad.
Los espacios ajardinados en este parche del centro histórico parecen colmatados, como si no hubiera resquicio donde intervenir, sin embargo, hay dos pequeños retales que se brindan para ofrecer nuevos servicios a la fauna. En la calle Beatas, al norte de la plaza San Diego, se propone nuevos pavimentos de juntas abiertas que permiten el filtrado de agua, la proliferación de fauna y flora espontánea además de favorecer el cúmulo de alimento para las aves (03).
Modificaciones que se complementan enriqueciendo el uso del espacio público, instalando bancos o nuevo arbolado de sombra que aporte alimento a las aves con la producción de frutos o bayas, especies escasas en el casco (04). Algo similar se propone al sur de la Plaza Cervantes, donde se propone un parche arbóreo diverso que cierre el cuadrilátero vegetal de la plaza con especies frutales o de bayas que aporten alimento a las aves, además de sombra y humedad al espacio público (14).
4. El diablo está en los detalles.
Los pequeños detalles son importantes y pueden tener un impacto positivo significativo en el resultado final. Por ello, en lo que respecta a vegetación se propone que los parterres arbustivos al norte de la plaza de San Diego se reconfiguren para albergar jardines cerrados que puedan contener parches de tapiz verde y franjas separadoras de tierra suelta, posibilitando refugio e higiene a las aves (01). Sobre estos parches se propone colocar cipreses, un tipo de arbolado que no existe en la plaza y que posibilita, además de sombra a los bancos, una oportunidad de refugio, anidamiento y percha a las aves (02). En lo que respecta a la plaza Cervantes, los alcorques se unificarían y ampliarían aumentando la superficie de suelo permeable, incluyendo en su configuración nuevos pavimentos de juntas abiertas, vegetales o arenosos, que puedan aportar alimento a las aves (15). Siguiendo esta estrategia, el interior de algunos patios se adecúan continuando los parches existentes de arbolado o haciendo complejas sus estructuras para potenciar su uso aviario (19).
En relación con las fuentes o los puntos de agua, se propone que la fuente del CRAI se adapte a las necesidades de las aves mediante la instalación de piezas pétreas en el interior de la lámina de agua que queden al ras de esta o parcialmente sumergidas (24). Mientras que los parterres de la plaza Cervantes se reconfiguran para albergar fuentes de lámina de agua con rociadores que humectan el espacio de la plaza, disminuyendo su temperatura en verano. La configuración de los vasos con "playas" en los extremos permite a las aves mantener la higiene o beber (10). En torno a ellas se disponen tres anillos: un parche de hierba, uno de arena suelta para higiene y otro exterior arbustivo que precede a los rosales y césped existentes.
Por último, un detalle también significativo es la propuesta de desplazamientos de las luminarias existentes hacia el centro de las calles peatonales de la Plaza Cervantes (16). Mejorando su eficacia lejos de las ramas y hojas de los árboles y sirviendo a las aves de pecha y display.
5. Sanaciones arquitectónicas.
Desde hace siglos las edificaciones han servido de refugio y anidamiento de muchas especies, sin llegar a ser motivo de patologías constructivas. Sin embargo, las recientes restauraciones, quizás olvidándose de esta situación, han imposibilitado que puedan seguir albergando cierto tipo de fauna.
Por ello, se proyectan una serie de acciones que permiten volver a esta situación de acogida. Se propone que los frentes de las cubiertas de teja se rehabiliten para poder albergar anidamientos de especies trogloditas, ocultando los canalones en caso de ser necesario (05).
Que las cubiertas localizadas en el entorno de los corredores ecosistémicos se equipen con tejas dobles de diferentes tamaños que son usadas por las aves para anidar (06). Que las franjas de pavimento infrautilizadas de los laterales de la plaza se sustituyan por suelos filtrantes y de junta abierta (17).
6. Figuras escondidas.
Tal y como se propone en la plaza de Las Bernardas, ofrecer un servicio a las aves no arrastra un esfuerzo constructivo enorme, y a la vez son una oportunidad para plantear intervenciones que hagan una llamada a situaciones urbanas pasadas. De ahí que se proponga que una silueta de madera refleje el perfil de la desaparecida parroquia de Santa María la Mayor, mostrando la escala de aquella construcción y permitiendo en su esqueleto el establecimiento de nidos de cigüeñas. El uso como percha y socialización, además de ser un importante display que juega con el resto de las atalayas del casco.
Una instalación que podría ser temporal, durante la época de cría (11). En su base los restos de la Parroquia de Santa María la Mayor pueden albergar nueva vegetación trepadora en sus muros, aumentando los espacios de refugio, alimento o anidamiento en el sur de la plaza (12). A su vez los rebajes elípticos existentes en la huella de la parroquia pueden ser usados como una lámina de agua, ofreciendo un punto de bebedero e higiene a las aves; además de disminuir la temperatura ambiente de la plaza en verano (13).
7. Arquitectura que enseña.
La arquitectura no solo puede acoger y ofrecer servicios, sino puede ser una herramienta pedagógica hacia las personas. Una estrategia comunicativa que vaya integrada a la arquitectura puede llegar a desempeñar un papel que va más allá de la intervención puntual.
Las dos primeras propuestas que se formulan son partes de itinerarios de conocimiento de las aves en la ciudad. Puntos de observación reconocibles mediante la implantación de una nueva señalética integrada en la arquitectura y el espacio público, un modo de destacar comunidades singulares que conviven ya con nosotros (21). Junto a estas también se proponen bancos orientados que permiten reconocer y observar con mayor comodidad aquellos puntos de interés (24).
Además de estas dos intervenciones, también se proponen dos situaciones icónicas. La primera es que el pabellón de música del centro de la plaza Cervantes, una referencia colectiva que pueda acoger nidos y refugios en el perímetro de su bajocubierta, o instalando elementos de protección acústica con orificios (22). La segunda sería que los escudos y ornamentos de algunos edificios, que actualmente están ciegos, sean terminados con nuevos artefactos decorativos que contienen espacios interiores o intersticiales donde las aves pueden anidar o refugiarse (23). En ambos casos, son modos de encontrarse y formar parte del imaginario colectivo de la ciudad.